domingo, 12 de marzo de 2017

Culo inquieto

Pasaron las fiestas de Navidad. Ya hace casi tres meses. Fueron bonitas y especiales. Admito que he tenido algo descuidado el blog, pero estoy de vuelta.

Muchos cambios en mi vida, entre ellos fundar y adaptarme a mi propio hogar.  Pero la vida sigue en Trondheim camino de los cuatro años en Noruega y con vivencias por compartir.

Ahora estoy en casa enfundada en mis mallas y camiseta de merino. El pequeño está malito. Como se acaba de dormir, aprovecho para escribir estas líneas y explicar un poquito de mi vida.

Los últimos meses he tomado algunas lecciones de esquí de fondo y me divierto mucho. La gente esquía sola, en familia, en pareja y hasta con perros. Es algo fascinante. No hay límite  de edad. Solo ganas de pasar un buen rato. 


En algunas de las rutas de esquí uno se puede encontrar con el atractivo de una cabaña - cafetería. Con dulces típicos noruegos, cacao y otras bebidas. E incluso en algunas ofrecen un menú sencillo. También hay miradores hermosos, de modo que la opción de llevarte comida y bebida de casa y disfrutarla en el exterior es también koselig.

Hoy tras unos días de entreno ha llegado mi primera excursión con destino a un hytte de Bymarka en Trondheim. Han sido 3 km de ida y 3km de vuelta. Cada vez la cosa va a mejor. Ahora el objetivo es conseguir frenar bien y con seguridad. Ver la naturaleza sobre los esquís es algo indescriptible. Estoy conociendo músculos de mi cuerpo que  no sabía ni que existían.

Lo mejor es cuando los niños se me quedan mirando fijamente mientras trato de lanzarme por una pendiente suave. O cuando bajo de culo porque se trata de una cuesta empinada. En Noruega muchos no recuerdan como aprendieron a esquiar, porque es algo que hacen desde muy chicos. Entonces para ellos es francamente curioso ver a un adulto aprendiendo. 

En casa el pequeño esta ilusionado con el tema y la semana pasada fuimos juntos los dos a las pistas del barrio y fue divertido. 


Como culo inquieto que soy me he lanzado a otros retos diferentes: La carpintería. Ya puedo serrar (con máquina) y ahora estoy peleándome con los clavos.  No es tarea fácil manejar el martillo y el taladro, pero con empeño todo se consigue. Tengo muchas ideas en la cabeza. Los chicos también muestran mucho interés y a los dos les gusta hacer casitas y barcos con pedazos de madera.  

Por si no me canso suficiente, me he apuntado a un curso de zumba en el centro de voluntarios del barrio. Ya llevo dos clases. Hay mucha música latina y es muy gracioso porque entiendo todas las letras. 



Laboralmente sigo feliz. Como quien no quiere la cosa ya llevo casi cinco meses en la oficina.  Me siento a gusto con mis colegas y disfruto mucho con las tareas que me han asignado. La vivienda social siempre me ha parecido algo enriquecedor como trabajo.

Ah, me han admitido en un curso gratuito en el Ayuntamiento. Somos siete participantes. El núcleo central es la asertividad. Ya llevo tres sesiones y creo que me va ayudar mucho a pulir algunos aspectos de mi personalidad. Aspectos con los que a veces naufrago y me bloquean. Tengo deberes prácticos y sobretodo me hace feliz haber puesto el hilo en la aguja. Finalmente.

Hasta la próxima