martes, 17 de noviembre de 2015

Mi receta diaria

Amanezco con los pies siempre fuera del nórdico. Por la noche antes de acostarme siempre lo pongo vertical y por las mañanas no recuerdo cómo lo he girado 90 grados. Curioso. Suena la alarma a las 6.45, y me acurruco debajo. Cinco minutos más pienso... Siempre son diez,  pero mientras admito que le echo un ojo a las noticias y demás con el móvil. Está muy oscuro y da mucha pereza levantarse. 

Voy a tientas al lavabo y me lavo la cara. Tipo gato, así que no me despierto mucho. Me miro al espejo  y atino a ver mi pelo ondulado y enredado. De hecho me gusta más que cuando me lo peino. Pero probablemente debe ser una ilusión óptica de lo dormida que estoy. Soñando despierta voy.

Enciendo unas velas y despierto a los niños. El pequeño siempre se levanta muy contento. En cambio el mayor es como yo. Necesita su tiempo para volver de los sueños a la realidad.  Preparo desayuno, matpakkes, ropa... Ahí ya estoy completamente despierta. 

Cuando regreso de la escuela cada día es un mundo. Un día tengo a una alumna a través de Skype, otro día soy yo la alumna, otro bajo al centro a hacer gestiones. Hoy me han suspendido la clase de noruego, así que estoy en casa.  Preparo las lecciones de español para mis alumnos particulares, hago mis tareas de noruego, miro oportunidades laborales, gestiono el correo del club de mujeres. Escucho mil y una canciones. Bailo. Algún rato chateo. Miro cosas en internet.  Y ahora que ya acabé con el yoga pronto voy a empezar con este libro de pintar para adultos (imagen extraída de glyndendal.no)


No me importa que salga el sol tarde (8.30) y se haga oscuro temprano (15.30). Té o chocolate calentito, buenas lecturas y películas, jerseys nórdicos (¡estoy perdidamente enamorada de ellos!) y velas por todas partes.  Esa es mi receta. A veces también salgo a dar un paseo por el barrio. Y me doy cuenta que me he vuelto un poquito nórdica. Me gusta que haga frío. Usar el protector labial y sentir cómo pasa el viento por mis ojos y mejillas. 

Esta es también una época en que la gente se invita mucho a las casas. Hasta Navidad tengo cuatro invitaciones para celebrar la julebord (mesa de navidad). Ya os contaré. La primera es este sábado.

El primer año durante el mørketid (tiempo de oscuridad) me dormía por todas partes y estaba agotada, el segundo algo menos. Este año tengo que admitir el otoño en Trondheim está siendo muy hermoso. Absolutt deilig.


domingo, 15 de noviembre de 2015

Adiós

Este año celebré Halloween con los chicos. Nos maquillamos los tres de zombies y fuimos a casa de un amigo del mayor. Llevaba yo una pinta que mejor no os cuento jaja. Maquillaje casero total. Nos invitaron a merendar y luego dos madres y yo junto a los respectivos niños fuimos de ruta por el barrio.  La verdad es que nunca lo habíamos celebrado, pero fue una tarde diferente y divertida.


El 1 de noviembre celebramos la Castañada en casa cantando algunas canciones típicas de mi tierra en catalán.  No faltaron las castañas, los boniatos y el chocolate caliente (a falta de moscatel jejej)

También he estado bastante ocupada con el grupo de mujeres. El jueves pasado nos invitaron a una reunión que organizaba el Ayuntamiento de Trondheim. Fue una oportunidad muy buena para darnos a conocer a otros actores de la ciudad. Estuvimos en un stand varias voluntarias. Y también nos invitaron a un buffet libre lleno de manjares.  Fue muy emocionante. No hay cómo sentirse útil.

El viernes tuvimos récord de asistencia a la reunión semanal en Women Conversation Club, veintiocho mujeres. Es fascinante conocer tantas historias y culturas diferentes. Compartir experiencias y apoyarnos unas a otras.  Me tocó hacer un speech corto sobre la reunión del jueves. Aunque soy un poco vergonzosa, conseguí hablar en noruego durante un cuarto de hora aproximadamente. El tema eran los objetivos del grupo y nuestra participación en la reunión. 

                                         Presentación                                         
                                                     Imagen extraída de facebook.com/wcctrondheim

Ayer estuve con la familia en una cena con unos amigos catalanes. Ellos se instalaron en Trondheim hace algunos meses. Siempre da gusto poder hablar del tirón y sin pensar. Estuvimos comentando temas diversos y las cosas que nos parecen curiosas de aquí. 

Una es el tono de voz . Es un hecho constatado que aquí la gente no grita cuando habla.  Recuerdo que al principio me costaba oír lo que me decían. Tras dos años y medio viviendo aquí ya me he acostumbrado. Otra diferencia, que a mí me resulta personalmente muy agradable, es que aquí la gente no se interrumpe cuando habla. En Barcelona no todo el mundo se interrumpe, pero no es algo raro tampoco.

El otro día me reí mucho con mi alumna de Skype.  Hablábamos de diferencias culturales entre Noruega y España. Ella se ha trasladado recientemente a la Comunidad Valenciana. Me decía que sus niños andan un poco anodadados, porque la gente tiene un tono de voz bastante elevado. Cierto.  Los valencianos se suelen comunicar en voz bastante más alta que en otras regiones españolas. Y lo sé porque parte de mis orígenes están allí. Y cuando viajo en cierta manera también me sorprende el volumen que se gasta allí. 

La duración de las reuniones y su finalización en España también le parece curiosa. Varias horas y siempre con comida. Hmmm... el amor por la comida es algo que echo mucho de menos de mi país. 

El tema de las despedidas noruegas es de las cosas que, pese al tiempo que llevo aquí, me sigue sorprendiendo. En Barcelona cuando alguien te dice que se va, quiere decir que quedan unos diez minutos de conversación.  Aquí cuando un noruego te dice adiós significa que se va en el acto o en cosa de un minuto. Siempre me quedo un poco atónita, pero es parte de la cultura. Al principio de estar aquí, cuando me sucedía eso pensaba que la persona en cuestión se estaba aburriendo mucho, o que quizás yo había dicho algo inapropiado. Pero ahora ya sé que no es así. Son simplemente costumbres que forman parte de la idiosincrasia noruega.  

La conclusión es que la mayoría de los noruegos son gente práctica. En cambio en España generalmente gusta más justificar los pensamientos y/o actitudes. Eso estudiando el idioma también se aprecia. Y es una de las cosas que me apasiona de saber varias lenguas.

Hasta la próxima.



domingo, 1 de noviembre de 2015

Lluvia y metal

El olor después de la primera lluvia es delicioso. Pero lo que desconocía es que hay un nombre propio de mujer, procedente de Turquía, que se refiere a este aroma: Burcu. Una de las asistentes al club de mujeres del pasado viernes se llama así.  La conozco de otros eventos en la ciudad, pero me pareció muy bonito cuando nos dijo lo que significa su nombre. Y me inspiró para escribir esta entrada.

Este otoño ha llovido bastante en Trondheim. El olor a mojado ha estado muy presente en las últimas semanas. Recuerdo que cuando trabajaba en el instituto con los adolescentes había de vigilar el patio un rato los viernes. Siempre caían unos chaparrones de aúpa. Yo prefiero al frío a la lluvia, pero la verdad es que con un chubasquero y pantalones impermeables me apañé sin problemas.

Hace cuatro o cinco días empezó a helar. Volví a rescatar los clavos para no matarme. Las hojas de los árboles yacían en el suelo llenas de escarcha, y en los ratos de luz el sol lucía mucho más que en septiembre. Pero desde ayer vuelve a llover y la temperatura media es de ocho grados. Así que parece que el frío se va a retrasar un poco. 

Esta semana he ido un poco a ralentí. El fin de semana pasado estuve entre Zwolle y Amsterdam. Reunión de hermanas.


Hacía muuuuchos años que no viajaba por ahí sola sin los chicos. Tengo que confesar que me lo pasé de miedo. Fueron 72 horas muy intensas y llenas de momentos especiales.


Al volver a Trondheim estaba agotada y con esa morriña de cuándo vuelves de un buen viaje. Pero nada que una caja de bombones del duty free del aeropuerto no pueda endulzar. Mientras la mayoría de noruegos cargaban sus cestas con bastante alcohol, yo me compré una caja grande de Anthon Berg. Y otra más discreta de Lindt. Mmmm. Había un chico en la sección de chocolate. Se le notaba indeciso. Y es que a los que nos gusta mucho el chocolate, nos suele resultar difícil elegir entre tanta cosa buena.

Confieso que estuve tentada de coger una botella de whisky del bueno, pero tenía su precio. Otra vez será. Tendré que esperar un par de meses a beber mi whisky sour en el Lunatic de Barcelona. 

El jueves empecé con una nueva alumna en Spansk med Lidia, pero a través de Skype. Es noruega y vive en España. Es divertido enseñar on-line también y me reinvento como profesora.

El nuevo curso de noruego presencial es intenso y ando con la cabeza un poco cansada, porque lo combino con el curso on-line. Pero ahora es un tema más prioritario que nunca. Es necesario dominar el idioma completamente si quiero poder optar a un trabajo estable en la ciudad.

Con la maestra del curso on-line ahora estoy aprendiendo palabras y expresiones del dialecto. Con la profesora presencial trabajamos mucho la parte de expresión oral (presentación de ideas, temas y opiniones) y la gramática noruega. También hago un examen al final de cada lección. Debo reconocer que las últimas semanas estoy notando cambios a mejor. Me expreso de una forma más natural y eso me anima mucho.

Mi nueva maestra es muy cañera y divertida. Además, me enseña muchas cosas de cultura noruega típicas y también otros temas que son más tabú en la sociedad noruega.

El otro día estuvimos hablando largo y tendido sobre la música metal. Me explicó que es muy popular en Noruega y que tiene toda una filosofía de vida. No todos los grupos de metal noruego viven de su música. Por ejemplo hay algun cantante noruego que compagina el metal con su trabajo en un jardín de infancia. Curioso.

Lo cierto es que aunque ahora escucho menos metal, me trajo muy buenos recuerdos universitarios.  Os dejo con Dimmu Borgir.


Pronto os cuento sobre la Castañada y el Halloween en Trondheim. Ha det bra!