- Hijica dáme un beso antes de irte.
- Sí, claro que sí, abuela.
Ella me estrujó fuerte y me deseó suerte para el examen. Recuerdo aún el olor de la crema que usaba a diario. A continuación, empujó la puerta asegurándose que desde dentro quedaba cerrada. Algo que he heredado jeje.
Vivía mis estudios y todo lo que me pasaba con ilusión y expectación, o preocupación si algo no salía bien. Siempre estaba allí para lo bueno y para lo malo.
Ya han pasado tres años desde que nos dejaste. Pero sigues ahí conmigo.
Un relato corto que dice mucho :)
ResponderEliminarUnos seres entrañables, las abuelas. Y que bueno haberlas tenido :)
Mi abuela siempre está ahí por tiempo que pase. Un abrazo Toril :)
Eliminar