lunes, 11 de noviembre de 2013

Lección aprendida

Una actividad muy típica en Noruega es la conocida como å gå på tur (ir de excursión o de paseo). Uno de los dos días del fin de semana salimos con los pequeños a hacer ruta. De momento, vamos cerca de casa, pues la zona está llena de bosques. Preparamos las matpakke y a la aventura.


El sábado bajamos a un embalse. El camino estaba helado, y tuvimos que hace algún pequeño equilibrio para evitar los resbalones. Pronto creo que ya tocará poner los clavos en las botas, porque la temperatura media en Trondheim estos últimos días es de cero grados, y hoy concretamente de -2ºC.

Llegamos a un punto del camino donde hay patos (pese al frío sobreviven como campeones). A los niños les gusta mucho mirar las piruetas que hacen. Más adelante,  había trozos de hielo en el suelo. Las fieras se divirtieron un buen rato arrancando trozos y tirándolos al agua. "Flota" decían emocionados.  Como salimos un poco tarde, y a las cinco ya es noche cerrada, nos llevamos unas linternas, y se divirtieron haciendo de detectives por el bosque.

Por cierto, hablando de excursiones, Arnau salió muy emocionado de la barnehage hace pocos días. Un profesor se llevó a un amigo y a él, y fueron los tres al bosque. Encendió una hoguera y estuvieron comiendo la matpakke alrededor. Me dijo que le encantó porque tenía las manos calentitas. Luego, el maestro la apagó y volvieron a la escuela.

                                          Imagen Flickr Reven Sánchez

Cambiando de tercio, hoy os contaré una anécdota que nos sucedió la semana pasada. Una noche cuando estábamos acostando a los enanos, vimos un charquito de agua en su habitación. Revisamos toda la casa, y resulta que todas las estancias que daban al jardín estaban húmedas. Total que avisamos al propietario. Vino con un experto, y resulta que los cristales de las ventanas también estaban parcialmente empañados. Seguro que muchos ya habréis adivinado el problema.

Resulta que no ventilábamos suficiente el apartamento, y al tender la ropa dentro teníamos una condensación exagerada. La otra conclusión a la que llegamos fue que las casas noruegas son herméticas 100%  y es un riesgo no ventilar correctamente. Según nos dijo el técnico estábamos viviendo dentro de una bolsa de plástico.

Las instrucciones para solventarlo: Ventilar la casa íntegramente 10 minutos al día  mediante apertura de todas las ventanas. Dejar las rejillas de ventilación pequeñas de las ventanas abiertas 8 horas diarias. Por último, tener la calefacción encendida en toda la casa. En el comedor y el baño la tenemos a 20ºC, y en los dos dormitorios al mínimo (lo suficiente para que caliente, pero que no asfixiarnos mientras dormimos) Va por suelo radiante, y el poder calorífico es alto. Idealmente también deberíamos tener una secadora para la ropa, pero eso será más adelante, porque el cambio de piso nos ha supuesto gastos adicionales, y hay que ahorrar.

De momento, siguiendo las pautas de ventilación, el problema se ha solventado, aunque las rejillas de las ventanas las tenemos abiertas 24 horas y abrimos  las ventanas tres veces por día. Si no, no es suficiente con la humedad que hay estos días en la ciudad.

Todo esto nos pasó porque no abríamos  demasiado las estancias por miedo de pasar frío y como os comentaba todas las ventanas de casa quedan cerradas a la perfección. Es curioso, porque en Barcelona por muy cerrado que tengas, no hay nada 100% hermético, y las casas en general ventilan por cualquier lado automáticamente. Dicho esto: Lección aprendida.

¡Hasta la próxima!



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