viernes, 26 de julio de 2013

De pañales y otras historias

Sigue el calor en Trondheim. He rescatado las sandalias y los vestidos de verano del armario. Me apetecen los helados. No me lo creo ni yo. Pero bienvenidos sean unos días así: Largos paseos, y cenas al aire libre (Mmmm)

Los niños y yo hemos bajado algunos días al parque de Elgeseter. Se lo han pasado pipa en las barras y en las anillas.



También se han refrescado mucho en la charca. Una sólo se ha podido mojar los tobillos. Ya me veis sentada en un banco, vigilando a los pequeños, con la gorra de Spiderman del mayor. Aguantando el tipo. Glamour cero.

De ir esta semana por allí, he establecido contacto visual con otros padres y madres habituales. Y alguna sonrisa. Aquí la gente es muy discreta. En Barcelona, en un parque, por lo general, se habla por los codos. En Trondheim, nadie quiere molestar. Supongo que, con el tiempo, llegarán las conversaciones.

Cambiando de tercio, Adrià ya no lleva pañal durante el día. Ha sido un mes de fregona, bayetas, y lavadoras de calzoncillos y pantalones. Y sobretodo mucha paciencia. Ahora son pocos los escapes, y no todos los días.

Aquí tenéis un decálogo divertido sobre el tema de Marta del blog Una Mamá Diseñadora



En casa empezamos a ver listo al renacuajo en junio. Se fijaba mucho cuando el resto de la familia iba al WC (con niños pequeños, a veces, es difícil tener intimidad en el lavabo). Además, sufrió una dermatitis del pañal bastante acusada los primeros días de verano. Así que ¡adelante!

Pau tenía unos días de vacaciones, y fue estupendo hacerlo con toda la tranquilidad del mundo. Aprovechamos algunos pantalones de pijama que se le habían quedado pequeños a Arnau, y calzoncillos viejos (esto de ser el hermano pequeño es lo que tiene, ejem) 

También le compramos un orinal, pero la verdad es que no ha hecho casi pipí allí, y caca nunca. Prefiere el váter. Todo como su hermano mayor. Como no llega, le hemos regalado un escalón para que tenga más autonomía. Además le sirve para llegar a la pila y lavarse las manos cuando acaba. 

Las primeras semanas fueron un continuo de recoger de todo por el suelo, pero, poco a poco, la cosa fue mejorando. Cada vez que acertaba Pau, Arnau y yo le aplaudíamos, y él sonreía muy orgulloso. Algún día cayó un huevo de chocolate de premio, pero no muchos, porque es una ruina. Cuando no acertaba se lo volvíamos a explicar con calma (aunque a veces estuvieramos ardiendo por dentro) 

Ahora el gasto en pañales se ha reducido, porque solo usa uno al día para dormir. Y Adrià la mar de contento de llevar calzoncillos como su tete.

Solo me queda desearos buen fin de semana. Nosotros nos acercaremos al St. Olav Festival. Música, espectáculos, y mucho más en la city

¡Hasta la próxima!








2 comentarios:

  1. Hola! Gracias por compartir mi ilustración, espero que la operación pañal resulte un éxito! Nosotras ya hemos quitado incluso el de la noche (por petición de mi hija) ^_^ Un abrazo enorme y buen fin de semana!!

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  2. De nada. Todo un honor para una bloguera novata como yo ;)
    Me alegro que en casa ya tengais la operación pañal resuelta. Mi peque aún se levanta mojado por las mañanas, así que esperaremos un poco. Un abrazo y ¡a disfrutar del finde!

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